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El muro fronterizo de Trump toma forma en Arizona

(AP Photo/Matt York)

YUMA, Arizona — En una calle de tierra junto a árboles de dátiles, a pocos metros de una sección seca del río Colorado, un pequeño equipo de construcción erige un imponente muro que el gobierno espera reduzca para siempre el flujo de inmigrantes que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos ilegalmente.

Las cigarras cantan y equipo pesado ruge mientras bajan secciones de 9 metros (30 pies) del muro. “¡Ahí está!”, dice un trabajador en español al tiempo que otros enderezan la sección una vez apoyada en el suelo. Cerca de ellos, otros trabajadores recogen dátiles de palmas, no muy lejos de los campos de algodón que la gente ve desde sus autos cuando se dirige a la frontera.

Al sur de Yuma, Arizona, se eleva un gigantesco muro junto al desierto que reemplazará barreras mucho más bajas, pensadas para frenar autos, no personas.

Esta sección de 8 kilómetros (5 millas) de cerco es donde empieza a tomar forma la promesa más importante que hizo Donald Trump en su campaña presidencial, la de construir un muro a lo largo de toda la frontera sur.

El gobierno dijo esta semana que planea construir un muro a lo largo de entre 724 y 806 kilómetros (400 y 500 millas) en la frontera, que es de 3.218 km (2.000 m), para fines del 2020, una propuesta ambiciosas financiada con miles de millones de dólares del departamento de defensa que habían sido asignados inicialmente a cosas como escuelas, campos de tiro e instalaciones de mantenimiento en bases militares.

También están en marcha otros dos proyectos de construcción financiados por el Pentágono en Nuevo México y Arizona, pero algunos se muestran escépticos respecto a la extensión de muro que se podrá construir en tan poco tiempo. Después de todo, es de esperar tropiezos en las obras, cuestiones de financiamiento y demandas de ambientalistas y propietarios de tierras en la frontera.

El gobierno de Trump dice que el muro, junto con la tecnología aplicada a la vigilancia, los agentes y la iluminación, son vitales para impedir los cruces ilegales.

Los detractores de la iniciativa, por su parte, dicen que el muro es innecesario en vista de que la mayoría de las personas detenidas se han entregado ellas mismas a los agentes de la Patrulla de Fronteras, en la esperanza de ser liberadas mientras sus casos son procesados por los tribunales de inmigración, lo que puede tomar tiempo.

En Yuma, el muro financiado por los militares reemplaza barreras más bajas que según las autoridades son menos eficientes.